lunes, 26 de septiembre de 2011

CARIDAD IMAGINATIVA

En vísperas de Semana Santa tuve oportunidad de compartir un rato de charla con Manolo López y el diputado de Caridad de mi Hermandad. Es Manolo un hombre de muy buena preparación cristiana (se aprende mucho a su lado) y con su vida consagrada a la asociación de caridad “Costaleros para un Cristo Vivo”.

De aquella mañana en la salita de mi casa salió, entre otras cosas, la necesidad de que se conozcan nuevas formas de ejercer la caridad cristiana, ejercicios que casan muy bien con la idiosincrasia de nuestras hermandades y sus labores asistenciales, acciones encaminadas a lograr que cristos indigentes, maltratados, despreciados, puedan ser nuestros cristos de la alegría. Nos explicó Manolo que hoy día, cuando las asistencias sociales de distintos estamentos de las diversas Administraciones públicas atienden lo que antes era campo estricto de la caridad, hay que recurrir a la Caridad Imaginativa para seguir ejerciendo uno de nuestros fines principales.

Partiendo de esa idea llego a un tríptico, tres nuevos caminos con pocos pasos dados por ellos pero que, de alguna manera, son ya sendas emprendidas con mucho trecho por recorrer.


Costaleros para un Cristo Vivo

¿Cuantos cofrades viven con orgullo el ser costalero de “su” Cristo o “su” Virgen?. ¿Seríamos capaces de hacer lo mismo con el prójimo?. Juan XXIII nos recordó que cada prójimo es un Cristo vivo.

Esta asociación nació de la mano del sacerdote Leonardo del Castillo, actualmente delegado diocesano en Caritas. Su labor más llamativa, que no la única, ni mucho menos, es la anual peregrinación a Lourdes llevando a enfermos e imposibilitados, auténticos cristos vivos de nuestros días, en un viaje en tren que habitualmente preside nuestro Arzobispo. Este año la organización ha dejado hueco para algunos costaleros nazarenos que en vez de cargar con una trabajadera empujarán sillas de rueda.

El “motor” de Costaleros para un Cristo Vivo está en el Evangelio: “lo que no hicísteis con cualquiera de estos, dejasteis de hacerlo conmigo” (Mateo 25, 46).


Tierra Santa

El país de Jesús, la patria de Cristo, son lugares especialmente santificados porque conocieron el caminar del Mesías, fueron testigos mudos de todos sus aconteceres. 

Todos nuestros pasos de Cristo reproducen un hecho acaecido en alguno de esos benditos lugares desde el camino Dominus Flevit por donde Jesús entró en Jerusalén hasta el Santo Sepulcro rodeado de ortodoxos coptos y etíopes.

Nuestras hermandades, cuando cada primavera convierten nuestro pueblo en un nuevo Jerusalén tomando prestados sus escenarios, no pueden permanecer ajenas a esos mismos escenarios originales.

En Tierra Santa, por el sinfín de avatares padecidos a través de la Historia (los problemas graves no son allí nuevos y ya un ejército persa lo arrasó casi todo en el año 614), multitud de edificios han sido reconstruidos en diversas ocasiones y hoy en día la situación no ha cambiado porque empiezan a aparecer problemas en construcciones de principios del siglo XX. Allí, en Jerusalén, ya saben lo que es que una Hermandad nazarena restaure el agua corriente en un lugar de la Pasión del Señor y que ese mismo sitio no tenga que prescindir de una necesaria vigilancia nocturna.

He aquí otro yacimiento de tarea por hacer, fruto de la Caridad Imaginativa.


Sangre costalera

Dentro de poco se cumplirán treinta años de la primera donación de sangre colectiva que hizo una Hermandad nazarena. Después de ese tiempo es fácil caer en la rutina por lo que, otra vez la imaginación, hay que recurrir a nuevas ideas o, como es este caso, a intentar poner en práctica ideas que en otros lugares ya han tenido una primera experiencia positiva.

El Centro de Transfusiones Sanguíneas de Sevilla y la Hermandad de la Oración en el Huerto han diseñado lo que puede ser una macrodonación de cofrades costaleros haciéndolo coincidir con la creación del grupo de Donantes de Órganos tan demandado por los tiempos actuales. Si Dios quiere el año que viene verá la luz este proyecto.

xxx

La diferencia que hay entre lo que hacemos y lo que podríamos hacer es la que hay entre la Hermandad como es y la Hermandad como nos gustaría que fuera.

La práctica de la Caridad Imaginativa de la que han quedado señalados tres caminos puede ayudarnos a ello.



Juan José Domínguez González

Boletín Informativo del Consejo de HH. Y CC.,
Dos Hermanas, nº 66, junio de 2003

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